jueves, 15 de mayo de 2008

...de aCuerdo...

Y me confieso, no tan celoso,
tal vez solo un pelin arriba
del promedio, pero no quiero mentir,
me senti impotente, molesto, me senti
tan ya lo sabia cuando vi a
Avellaneda caminando a un costado
de Robledo, solo milimetros separaban
sus brazos, que cuando caminaban y
los movian naturalmente como pendulos
casi podia ver como rozaban el suyo y el
de ella, al menos una de cada cinco veces
que se cruzaban.

Impaciente por el crudo desenlace,
quise saber mas, rapidamente de la
historia, solo era una tonta historia,
con sentido, y soy celoso, pero tambien
comprensivo.

No siempre como la sopa caliente,
a veces la como Muy caliente, y
ahi es cuando la disfruto mas, cuando
mi lengua se entume desde el primer sorbo
y agradezco que ya no la sentire por el
resto de la tarde, o del dia porque esa
es la unica forma en que mi garganta puede
calentarse. Y mi estomago.

Y ya con esa sensacion, el resto
del dia, o de la semana, dependiendo
de la temperatura, me siento libre
de decir lo que quiera, porque mi lengua
no me pertenece.

Los calcetines, al reves.
Las camisetas, sin etiqueta.
Las agujetas, parejas.
La vereda del pelo, bien centrada.
Tu mano (derecha) y mi mano (izquierda) juntas.

Recuerdo que alguna vez
no estube loco, son esos 5 minutos
de cordura que todos tenemos en la
vida, hay quien los divide en muchas
secciones de pocos segundos; yo, yo
descargue ese cartucho en un solo disparo,
fue mientras dormia, solo, en mi cuarto,
nadie me vio, ni nadie va a saber,
como fui, cuando fui Cuerdo.

No brinque de techo en techo, ni
tire mis cascaras de huaya a casa de
doña Julita, tampoco estudie en la azotea
y mucho menos jugue a resbalarme en
el porche de mi abuelita, con fab y agua,
lo que me detenia, era la mata
de chaya, nunca me pico, nunca
me dio rasquera, era solo un niño.
Y la kimbomba? con el palo de
escoba, mi abuelo, ese que vendia
papagayos a 5 centavos en la esquina
del tecolote, me enseño a hacerla.

Por eso digo que alguna vez
fui cuerdo, pero no lo
reCuerdo.

Me encantaba ver a esos perros,
montados en cualquier clase de
vehiculo, motorizado o no, desde la
maquina de vapor de Fulton, pasando
por una rudimentaria patineta y acabando
con un sofisticado automovil, ultimo modelo,
nuevo de paquete, como los de "Sabado Gigante".

Alguna vez fui cuerdo
pero no me aCuerdo.

7 comentarios:

Carlota dijo...

creo que yo también, tampoco lo recuerdo, pero creo que prefiero seguir así, sin recordarlo. Me encantó este escrito, es un tumulto de emociones que te van atrapando según lo vas leyendo. Me encantó. Un beso.

Cristina dijo...

Oye... ¿Todo esto no será porque eres militar? ;)

Saludos

Cris

Said dijo...

Carlosta:

dichosos nosotros que no nos acordamos, como decia nietzche... benditos los olvidadizos porque le ganamos las batallas hasta a nuestras derrotas.

Cris:

no soy militar, pero no se como cambiar eso... jajajaja

Dinora dijo...

nadie me vio, ni nadie va a saber, como fui, cuando fui Cuerdo.

Si me tomara la confianza, te diría que ni siquiera lo puedo imaginar.. ups, ya lo dije :P

Saludos!!

Said dijo...

Que confianzita la tuya dinora... que-con-fian-zi-ta.

jejeje

Dinora dijo...

Ya ves.. soy un encanto a veces ;)

Saludos!

Anónimo dijo...

donde andas de perdido??...

saludos a la merida intercontinental.


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