Limonada con sabor a café Oaxaqueño,
Unas florecitas de amapola que cada noche renacen,
Y yo, el único momento en que me siento rey es
Cuando en trusa agarro mi bombín, una taza de espresso cuádruple,
Con la pierna cruzada en este sillón diseñado por la reyna. Lo irónico
Es que solo me siento así cuando no hay nadie a quien mandar,
Nadie que me escuche más que las paredes, la mesa y el radio.
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El después de la boda no ha sido tan mal,
Ha tenido sus cosas que todos dicen sobre el ponerse de acuerdo
Y en cambio ha sido mucho más fácil para otras cosas, que todavía no se cuales son.
No sé si aún me siento ajeno
En casa o tendré que acostumbrarme un tiempo más a saber que si hay algún
Fantasma acosando mis sueños ya no va a ser papá quién se encargue de espantarlo
O de pedirle, de manera amable, que se retire porque no puedo dormir bien.
Como anoche, que hasta grité, y ella me abrazó o antenoche que lloré porque no
Sabía si iba a poder con la carga, Soberana carga. Pero ya dice el dicho que los
Tiempos pasados siempre fueron más fáciles, por eso quiero esperar
Unos minutos y que ese tiempo difícil se convierta en pasado.
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Todo es parte de un absurdo Por qué,
No puedo pensar en mi si cuestionar algo que ya está establecido
Vamos a darle rienda suelta a nuestra imaginación
Basta de toallas azules y rosas, de jugar a la papá y la mamá,
Podemos ser mucho, pero mucho, más que eso… ¿me sirves otro café?
Tampoco sé si esta casa me reconoce como suyo,
Las sabanas seguro que sí, porque yo las estrené y las
Cortinas y la estufa. Pero qué hay de estos pisos cuadriculados,
De estas puertas vacías por dentro, pero repletas de sabiduría de antaño,
Este patio, ¿sabe quién soy yo, o solo se deja regar por conveniencia?
Tengo que dejar de levantar falsos testimonios y comenzar a creer que esta
Casa sabe que es mía, tanto como yo sé que soy de esta casa, como míos
Son mis brazos, mis ojos, mis venas, mi bombín.