miércoles, 2 de enero de 2008

...Me quito el sombrero...

Que suerte tienen ellos
ya no se pueden morir
ya no se lastiman
ya no los lastiman,
en su corazon y su
espalda y los dedos por tronarselos.

Dichosos que no tienen que dar
regalos de navidad, ni tienen
que recordar la fecha del
cumpleaños de su mama y de
su perrito, ni de su talla
de camiseta.

¡Aprovechen! su vecino no
va a chismosearle al de enfrente
los gritos que no le pagaste mañana
a tu mujer, porque nisiquiera
te va a voltear a ver, porque
nisiquiera puede ver.

Vistete de militar
de enfermera o enfermo
con guayabera o de short
y sin calcetines (aunque sea tu noche)
no te pongas sueter
aunque sea invierno, no te vas
a morir de frio, ni de calor
ni de hambre. O de celos.

En tu bolsa, solo mete
unos cuantos pesos, monedas nada mas,
en caso de que las necesites
para intercambiarlas por la llave,
a menos que tengas duplicado,
porque hayas negado tres veces
a tu maestro,
en ese caso no necesitas NADA.

Mira por el agujero de la puerta
y ve como se aburren
con la muerte comprada, con su
espacio y con el de ellos, mete la
llave y girala hasta
que se quiebre, ¡no entres!
ni dejes que entre nadie mas,
te quitas el sombrero
y lo regresas a tu cabeza,
te despides dando las buenas
noches y te acuestas
a dormir.

De carton, de piedra o de la
mejor madera, tu cama
¡tu nueva cama!
ya no te va a sentir, ni tu a ella.

Cierra la boca, los ojos y
la nariz, orejas y ano.

La luz se apago
Buenas noches, hasta ayer.

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